Son las ocho de la mañana y los rayos del sol escriben las primeras notas del día. Un si se despierta perezoso pero dispuesto a encabezar el pentagrama de una nueva pieza. La melodía inicial es suave y lenta pero, a medida que avanza la jornada,la jornada, salen en escena los acordes y el tempo acelera. El allegro marca el inicio del mediodía y suena con fuerza a lo largo de toda la tarde. Desearías que ese ánimo durase hasta el anochecer, pero lo cierto es que desconoces qué melodía concluirá la jornada. Tal vez acabará de manera magistral componiendo una pieza perfecta o bien deberá que esperar hasta un nuevo amanecer para finalizar. Pero lo seguro es que al cesar de oír las notas vendrán los aplausos y, con ellos, la gran satisfacción por haber finalizado con éxito otro día.
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