Madre, amiga, ejemplo de vida,
por la vida golpeada, sin perder la alegría.
Siempre todo por nosotros hiciste,
aún en tu agobio todo nos diste.
No solo excelente madre sino también fiel esposa.
Superaste peleas, enfermedades, cansancios, crisis, y sufrimientos,
nunca bajaste los brazos, como no considerarte nuestro mejor ejemplo.
Te hicimos sufrir, te hicimos llorar, y seguro enfadar,
pero por nada de eso nos dejaste de amar.
Te hicimos reír, te hicimos feliz, y sentirte orgullosa,
todo fruto tuyo, y comparado contigo, siempre poca cosa.
Si tu nombre estuviera en el diccionario, seguro al lado diría:
Mujer ejemplo de vida: de madre, de hija, de hermana, y de amiga;
trabajadora y solidaria, perseverante y servicial,
luchadora y alegre, con un corazón sin igual.
La mejor herencia que nos pudiste dar
es todo el trabajo que hiciste por nosotros.
No nos diste buenos ejemplos, sino uno solo enorme, que es tu propia vida.
Nos cuidaste cuando nos enfermamos,
nos consolaste cuando sufrimos,
nos corregiste cuando nos equivocamos,
cargaste con nuestros problemas cuando más te necesitamos.
No llevaremos tu apellido, pero gracias a Dios llevamos tu corazón.
Ojalá nuestros hijos tengan tan buena madre como la nuestra,
que tanto nos quiere, y tanto lo demuestra.
Que distinto sería el mundo si hubiera más gente como tu,
que distintos seriamos nosotros de no tenerte como madre.
No seremos la astilla de semejante palo,
pero lograste sacarnos buenos, educarnos y cuidar a ocho de nosotros.
Mujer santa, madre excepcional, amiga incondicional, gracias por todo mamá.
