jueves, 10 de marzo de 2016

Sentado en un viejo sillón



Y sentado en un viejo sillón lloré todo lo que tuve que llorar, porque lo que para algunos es fragilidad, para mí es fuerza y libertad. Solamente así pude llenarme de valor y prepararle las maletas al dolor, y no, no fue nada fácil pero era más difícil caminar con el rencor. Y ahora por ahí voy apostándole a la vida, regalando mi sonrisa, renaciendo cada día.


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